GUAYAQUIL, Guayas
El incendio forestal en Cerro Azul, al norte de Guayaquil, ha sido contenido en un 90%, según informó el Cuerpo de Bomberos el pasado 3 de diciembre, tras más de 32 horas de intensas labores. Leopoldo Terán, encargado del operativo, destacó que, pese a las adversas condiciones climáticas, el trabajo conjunto de diversas instituciones permitió avanzar significativamente en la contención del fuego.
La empresa municipal Segura EP aseguró que la calidad del aire en las zonas afectadas no representa un riesgo para la población y recomendó reanudar actividades normales bajo supervisión de las autoridades. Mientras tanto, el Ministerio de Educación extendió la suspensión de clases presenciales en áreas cercanas hasta el 4 de diciembre.
Más de 100 bomberos y un helicóptero equipado con el sistema «Bamby Bucket» se encuentran combatiendo las llamas en las partes más altas del cerro, donde el acceso terrestre es limitado. Hasta la tarde del martes, se habían arrojado más de 12.000 litros de agua para sofocar el incendio.
Se confirmó la muerte de un tigrillo
El desastre ya ha consumido unas 82 hectáreas de bosque seco tropical, 36 de las cuales quedaron completamente calcinadas. Aunque se confirmó la muerte de un tigrillo en una zona lejana al incendio, el Ministerio de Ambiente descartó su relación con el fuego.
Las autoridades atribuyen el origen del incendio a un posible cortocircuito en el tendido eléctrico que alimenta las repetidoras de telecomunicación situadas en la cima del cerro. La Secretaría de Gestión de Riesgos recordó que más de 75.500 hectáreas han sido afectadas por incendios forestales en Ecuador durante 2024, agravados por la peor sequía en seis décadas.
El esfuerzo coordinado para combatir el incendio en Cerro Azul ha dado resultados significativos, aunque el impacto ambiental deja un llamado urgente a reforzar la prevención de incendios en el futuro. ¿Podrá Ecuador implementar medidas más estrictas para prevenir incendios forestales y minimizar los daños en ecosistemas vulnerables? (I)