QUITO, Pichincha
El presidente Daniel Noboa Azin dialogó con educadores comunitarios, quienes recibieron el pago de 33.2 millones de dólares, monto que pone fin a una deuda patronal histórica retrasada por más de 16 años.
6.451 educadores comunitarios de todo el país son los beneficiarios, quienes con su profesionalismo trabajan con poblaciones en estado de vulnerabilidad, especialmente, con niños y jóvenes.
Desde las instalaciones del Colegio Dillon, en Quito, el Jefe de Estado les dijo que “el retraso en sus pagos fue una injusticia, pero hoy estamos aquí para reafirmar nuestro compromiso de respaldarlos y reconocer su labor (…) Hace pocos días logramos concretar ese compromiso: transferimos USD 33,2 millones para beneficiar a 6.451 educadores comunitarios”.
Respeto a los cerechos de los educadores
Noboa explicó que este significativo acto de justicia, «garantiza el respeto a los derechos de los educadores, fundamentales para el desarrollo, fue posible con la coordinación del Ministerio de Educación, el Ministerio de Economía y Finanzas y el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS)».
“Nuestro gobierno seguirá respaldando su trabajo y esfuerzos, porque la educación es la base del desarrollo y ustedes hacen posible ese cambio que anhelamos para el Nuevo Ecuador”, señaló.
La ministra de Educación, Alegría Crespo, subrayó la relevancia de este acontecimiento, que “simboliza el reconocimiento de una deuda histórica y el triunfo de la perseverancia, la justicia y el compromiso por la dignidad de quienes han dedicado su vida a educar en los rincones más vulnerables del Ecuador”.
Y agregó que, con la consolidación de este hito, los educadores accederán a los beneficios de la seguridad social se celebra un futuro digno, un retiro que respete su entrega y un presente que valore su esfuerzo.
Lucha por los derechos
Por su parte, Aracely Puetate, presidenta nacional de los educadores comunitarios, inició su alocución relatando la lucha de sus colegas para conseguir el cumplimiento de sus derechos laborales por años.
Dijo que la lucha significó “una dolorosa resignación, pero por la que jamás dejamos cumplir nuestra misión (…). Agradezco al Presidente, porque después de décadas finalmente fuimos escuchados y tomados en cuenta. Somos y siempre hemos sido comprometidos y con una verdadera vocación hemos trabajado con responsabilidad, dedicación y amor; entregando nuestra vida a la enseñanza de la gente más pobre”. (I)