Por Fernando Naranjo Villacís
No podía asimilar la ausencia terrenal del querido amigo-hermano. Más de cuatro décadas del feliz encuentro, nuestro nexo era el bendecido y respetado sacerdote francés padre Luis López Lescure, realmente un Santo Misionero de la Sagrada Familia, aunque no haya pasado por el proceso burocrático del Vaticano, es un Santo por línea celestial directa y así lo confirma la enorme cantidad de fieles devotos de diferentes lugares del país.
El mismo Leo Dan, es un testimonio ferviente, cuando hace más de treinta años, perdiera la voz, y pasó cerca de dos años, tratando por todos los medios de curarse.
Estuvo con la famosa PACHITA en México, quien con sus poderes ancestrales sanadores no pudo ayudarlo. Leo insistía pidiéndole al Padre López, que acepte su invitación para que viaje a México. Es así como un buen día el Padre le hace saber su decisión de ir al país azteca.
Leo emocionado, lo recibe en el aeropuerto del DF. Ya tenía previsto un viaje a las famosas pirámides de gran valor sagrado para las culturas antiguas.
La Cultura Maya es una de las más asombrosas por los valiosos aportes a las tradiciones mexicanas.
Estando en el emocionante recorrido, en uno de aquellos parajes, el Padre López siente una sobrenatural inspiración de sanidad, y lo ubica a Leo en un lugar especial, determinado por un punto cardinal, se concentra, entra en profunda meditación; luego de practicarle la imposición de manos, se produce el milagroso momento. Le es devuelta su facultad vocal para cantar. Es así como cada vez que venía a Ecuador, si no estaba contemplada alguna actuación en Guayaquil, arreglaba un paso por el puerto para visitar al Padre López y nos reuníamos como una permanente Acción de Gracias por la Sanación Divina.
Esta reseña devocional, posiblemente no es muy conocida. La he publicado un par de veces, forma parte de mis personales y muy gratos recuerdos.
FOTO – dic.1982- Izq. Antonio Prieto, famoso cantor y actor chileno. Padre Luis López Lescure, Leo Dan y FnaranjoV.
Coincidió con una inolvidable reunión navideña familiar, en esa época vivía en Junín y Córdova. Es una foto muy especial, pues el Padre López, no asistía a invitaciones, fue una deferente gentileza que siempre agradezco, por su animada sonrisa en la unión de los puños como expresión de la fortaleza de nuestra leal amistad. (I)
