QUITO, Pichincha
La Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps) repara un promedio de 57 fugas cada día en Quito. Sin embargo, expertos advierten que la red de distribución está envejecida, carece de reservas y reporta una pérdida del 28 % del agua tratada antes de llegar a los usuarios.
En el último año, Epmaps intervino en 14.180 fugas, de las cuales el 80 % correspondió a conexiones domiciliarias y el 20 % a redes matrices. Las causas principales incluyen tuberías antiguas, presión irregular en zonas altas, operación inadecuada de válvulas y tuberías de asbesto-cemento que aún permanecen en servicio, aunque representan solo el 1 % de la red y están contempladas para renovación.
Othón Zevallos, exgerente general de Epmaps, detalló que Quito pierde cerca del 28 % del agua por fugas, conexiones ilegales y errores en la facturación, aunque la mayor parte se debe a filtraciones reales. Esta cifra supera el promedio latinoamericano de 42 %, lo que muestra la gravedad del problema.
Juan Pablo Espinosa
Juan Pablo Espinosa, exgerente durante la administración de Jorge Yunda, señaló que la infraestructura es antigua y que la empresa carece de tecnología suficiente para un monitoreo efectivo y preventivo del sistema. El consumo promedio supera los 20 metros cúbicos por hogar mensual, cuando lo ideal es mantenerse en 15 metros cúbicos.
Quito depende de tres sistemas principales de abastecimiento: Pita-Puengasí, La Mica-Quito Sur y Papallacta-Bellavista. La falta de interconexión entre ellos agrava la vulnerabilidad, pues un fallo en uno puede dejar sin agua a cientos de miles de personas, como ocurrió con la reciente rotura en La Mica.
Epmaps dispone de tecnología avanzada, como sensores acústicos, correladores y fotografía satelital para detectar fugas invisibles. Sin embargo, la implementación no cubre toda la red ni se realiza con la frecuencia necesaria, por lo que aún dependen en gran medida de reportes ciudadanos para atender emergencias.
La red de distribución suma 17.000 kilómetros, y se proyecta una inversión cercana a los 10 millones de dólares para renovar 400 kilómetros de tuberías obsoletas. Expertos coinciden en que esta inversión es viable y necesaria para reducir pérdidas, pero la empresa requiere estabilidad presupuestaria para garantizar su ejecución.
La alerta es clara: sin inversión, prevención y corresponsabilidad ciudadana, Quito seguirá perdiendo millones de litros de agua diariamente, poniendo en riesgo el abastecimiento en un sistema ya al límite. (I)
