Persistir en la paz: una obligación ética frente a la adversidad

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Por Elio Roberto Ortega Icaza

La expresión popular “no hay quinto malo” encierra una sabiduría sencilla, pero profundamente vigente en los tiempos que atravesamos. No se trata únicamente de una frase coloquial, sino de una invitación a insistir, a no claudicar aun cuando la experiencia previa haya estado marcada por el error, el dolor o la frustración.

En una sociedad golpeada por la violencia, esta idea se transforma en un llamado urgente a sostener la esperanza como una verdadera obligación ética colectiva.

Desde esta tribuna del pensamiento y la justicia, y en una época que convoca al amor, al perdón y a la paz, resulta necesario alzar la voz con serenidad y firmeza.

Vivimos momentos en los que la violencia parece normalizarse, en los que el miedo amenaza con instalarse como forma de vida y la desconfianza debilita el tejido social. Sin embargo, incluso frente a este escenario adverso, rendirse no puede ser una opción moralmente aceptable.

La esperanza auténtica no implica negar la realidad ni minimizar el sufrimiento de las víctimas. Por el contrario, nace del reconocimiento del dolor y de la convicción de que es posible transformar la adversidad en aprendizaje.

Persistir en la paz supone creer que los errores del pasado pueden corregirse, que las decisiones equivocadas pueden enmendarse y que, como sociedad, aún estamos a tiempo de elegir un rumbo distinto.

La resiliencia social se construye cuando el dolor no se convierte en odio y la indignación no degenera en más violencia. Se fortalece cuando apostamos por el diálogo, el respeto y la justicia como pilares de la convivencia democrática.

La paz no es un discurso vacío ni una consigna ingenua; es una tarea diaria que exige responsabilidad tanto del Estado como de la ciudadanía. En este tiempo de reflexión, se impone recordar que la paz verdadera solo es posible cuando va acompañada de justicia, dignidad y humanidad.

Persistir en la paz, aun en medio de la adversidad, es hoy un acto de valentía cívica. Que el próximo intento sea el de la conciencia colectiva, el del compromiso ético y el de la decisión firme de construir un futuro donde la vida y la paz sean valores irrenunciables. (O)

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Post Author: Redaccion

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