En la revista Tradición, N° 21, 1958, Cusco, el sacerdote Jorge A. Lira escribe sobre “Los apellidos indígenas” y da cuenta de haber hallado un Auto de Visita español, según el cual se obligó a los nativos con apellidos quechuas difíciles de pronunciar a cambiarlos por su traducción al español. Así, informa Lira, pasaron los Qallo a Lengua, los Wassi a Casas, Willka a Santos, Punku a Puerta, Awka a Guerra, Killa a Luna, T’ika a Flores o De la Flor, Mayu a Ríos, Wayllas a Prado o Del Prado, Qocha a Laguna.
Mientras que se asimilaron al español por su fonética, los Muya a Moya, Willka a Vilca, Taphia a Tapia, Ch’akun a Chacón, Haramillu a Jaramillo, Kiruqa a Quiroga, Kamachu a Camacho, Qollantis a Collantes, Kalle a Calle, Muntuya a Montoya, Misa a Meza, Mat’u a Matto, Yawar a Yabar, Pachiku a Pacheco, Siwayllus a Zevallos o Ceballos, Tamayu a Tamayo, Uchuwa a Ochoa, (xespe) Qespe a Quispe, etc.
Se indigna Lira y dice: “Haber leído el auto me dio la clave justa del fanatismo colonial anti indigenista, enfurecido contra lo nativo. Ninguna causa valedera descubro para cambiarle a uno el apellido mediante un Auto de Visita”.
Hay que recordar:
Que estos son algunos apellidos de la antigüedad y hay también que mencionar que en la antigüedad no se tenía apellidos, sino ya era como ponerle seudónimos de las procedencias (Ayllu), de la existencia de variedades, formas, etc.
Fuente: Instituto Cultural de Lenguas Originarias / 2022