
Por José Chica Pincay, docente
En los últimos días, ha surgido una campaña que ha generado polémica debido al uso de la simbología negativa del término «borregos» para referirse a los seguidores del movimiento correísta. Esta estrategia ha captado la atención de la opinión pública, generando diversas reacciones y debates sobre su validez política.
Los hechos principales de esta campaña se centran en el deliberado uso del término «borregos» para desacreditar a los correístas y su ideología política.
Los promotores de la campaña han utilizado imágenes y mensajes impactantes para transmitir su mensaje y plan de gobierno, resaltando supuestas actitudes de conformismo, manipulación y falta de criterio entre los opositores del correísmo.
Es importante destacar que esta campaña prioriza el uso de la simbología negativa del término «borregos» para deslegitimar y menospreciar a los correístas.
A través de diferentes canales de comunicación, los promotores de la campaña han difundido imágenes y mensajes que buscan asociar positivamente a los seguidores del correísmo con la imagen del borrego, en línea con el pensamiento del líder Rafael Correa.
La idea principal detrás de esta campaña es acreditar y destigmatizar a los correístas mediante el uso de una simbología peyorativa. Al establecer una conexión entre los seguidores del correísmo y la imagen positiva del borrego, se busca legitimar sus ideas y generar una percepción positiva de sus intenciones en la sociedad.
Los promotores de esta campaña buscan revertir la percepción negativa asociada con el término «borrego» en relación a los seguidores del correísmo, estableciendo una conexión positiva entre ellos y la expresión de «borregos». Resulta fundamental analizar y reflexionar sobre la validez de este tipo de estrategias comunicativas en el actual contexto político. (O)
