
Por José Chica Pincay, docente investigador
El gobierno ecuatoriano ha anunciado la implementación de apagones que afectarán a gran parte del país. Estos cortes de energía, que comenzarán a las 7 de la mañana y se extenderán hasta las 6 de la tarde, se convertirán en una amarga rutina para los ciudadanos. En la Costa, la interrupción será de 3 horas diarias, mientras que en la Sierra y Oriente se extenderá a 4 horas.
El ministro de Energía, Fernando Santos, en lugar de asumir la responsabilidad de esta crisis, ha optado por echar la culpa al estiaje. Esta situación revela una falta de previsión por parte del gobierno y su negligencia en el mantenimiento de la infraestructura eléctrica del país.
La falta de inversión en generación eléctrica y la ausencia de avances en nuevas infraestructuras han dejado a Ecuador vulnerable ante situaciones como esta. Los repetitivos argumentos de que están «atravesando la peor sequía de los últimos 50 años» solo evidencian la falta de autocrítica y responsabilidad gubernamental.
Coca Codo, Paute y Sopladora, que deberían ser los pilares de la producción de energía en el país, están lejos de operar a su máxima capacidad. Coca Codo, en particular, funciona al 50% de su capacidad debido a problemas técnicos conocidos. Esto resta significativamente la oferta energética y aumenta la demanda, empeorando la situación.
Los apagones no solo representan una interrupción en la vida cotidiana de los ecuatorianos, sino que también tienen un impacto directo en la seguridad vial y social. En una ciudad con un tráfico ya caótico, malas vías y conductores irresponsables, la ausencia de semáforos durante al menos 4 horas al día añade un riesgo adicional en las calles.
El gobierno no puede eludir su responsabilidad en esta crisis. La falta de planificación y de inversión en el sector energético es un problema que afecta a todos los ciudadanos. Es hora de que las autoridades asuman su rol y trabajen en soluciones a largo plazo para evitar que situaciones como esta se repitan.
Es innegable que Ecuador atraviesa una sequía, pero es igualmente innegable que la ineptitud y la falta de visión del gobierno son factores determinantes en la actual crisis energética. Los ciudadanos merecen un servicio eléctrico confiable y seguro. La pregunta es, ¿cuánto más tendrán que sufrir debido a la ineficacia gubernamental? (O)
