QUITO, Pichincha
El Gobierno de Ecuador anunció este lunes, 27 de mayo de 2024, que busca diseñar un plan que le permita frenar un proceso de erosión geológica registrado desde hace cuatro años que amenaza a su principal planta hidroeléctrica: Coca Codo Sinclair, con una potencia de 1.500 megavatios.
El ministro de Energía, Roberto Luque, indicó en una rueda de prensa que aspira a contar con el aporte del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos para avanzar en un diseño de control de la erosión registrada en uno de los afluentes que nutre a la planta de generación de electricidad.
Luque informó que el próximo jueves se llevará adelante una inspección del área de captación de aguas y de la sala de máquinas de la hidroeléctrica.
“Esta revisión es crucial para verificar el avance de los trabajos destinados a detener la erosión regresiva, garantizando así la seguridad y eficiencia de nuestras instalaciones”, añadió Luque.
Apoyo internacional
Y dijo que la semana pasada se solicitó que, en la medida de lo posible y con el apoyo del Cuerpo de Ingenieros de Estados Unidos y técnicos nacionales, se trabaje para avanzar en el diseño de control de la erosión.
Esa operación tendrá un presupuesto inicial de 17 millones de dólares, monto que se incrementará conforme se incluyan y revisen nuevas obras, añadió el ministro.
Técnicos del Cuerpo de Ingenieros del Ejército y del Servicio Geológico de Estados Unidos, así como especialistas nacionales, ya efectuaron en enero pasado una inspección. Lo hicieron en la zona de descarga de las aguas que ya han pasado por las turbinas de generación de la central hidroeléctrica.
La planta Coca Codo Sinclair está ubicada en un sector entre las provincias amazónicas de Napo y de Sucumbíos (noreste). La central aprovecha el potencial de los ríos Quijos y Salado, que forman el río Coca, pero que a su vez son alimentados por una serie de afluentes que tienen su origen en la cordillera andina.
Proceso de erosión regresiva
La acumulación de sedimentos en el tramo del río que alimenta a la planta es una consecuencia del proceso de erosión regresiva que se registró en febrero de 2020 aguas arriba, en uno de los afluentes que nutren el caudal que llega a la hidroeléctrica para su producción diaria de energía.
El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos explicó entonces que se habían ya elaborado modelos físicos para evaluar la situación. Además, tenían opciones de obras para proteger la zona de captación de aguas para la planta.
En diciembre de 2021, la Corporación Eléctrica de Ecuador (Celec) había firmado un convenio para recibir asesoría especializada de los ingenieros militares estadounidense. El objetivo, enfrentar el fenómeno natural de erosión que, por sus características geológicas, es considerado único en el mundo. (I)