QUITO, Pichincha
El alcalde de Quito, Pabel Muñoz, abordó la controversia generada durante el Quitofest, evento realizado el 5 de diciembre, cuando el grupo de rap Mugre Sur simuló el ahorcamiento del presidente Daniel Noboa. Este acto desató un intenso debate en redes sociales y provocó que nueve concejales pidieran la dimisión del secretario de Cultura, Jorge Cisneros.
En su informe semanal el pasado 9 de diciembre, Muñoz evitó profundizar en el conflicto. “No voy a caer en la polémica. Me quedo con lo hermoso de las fiestas de Quito”, afirmó. Además, destacó el papel del arte como una voz crítica, aunque enfatizó su rechazo a cualquier forma de violencia, explícita o implícita, en expresiones culturales.
El alcalde reiteró su respaldo a Jorge Cisneros, destacando su liderazgo en las celebraciones que atrajeron a más de 400.000 personas. “Cisneros tiene mi apoyo. Las fiestas fueron un éxito gracias a su gestión”, señaló mientras pedía a los presentes un aplauso para el secretario.
Muñoz apuesta por una política cultural que respalde la libertad artística sin tolerar manifestaciones que inciten al conflicto. Sus declaraciones intentan equilibrar el respeto por el arte con una postura firme frente a la controversia. ¿Puede una ciudad tan diversa como Quito encontrar un equilibrio entre la libertad creativa y el respeto por las figuras públicas, o estas tensiones reflejan desafíos más profundos en la gestión cultural? (I)