Anime en quichua rescata identidad indígena en Imbabura

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OTAVALO, Imbabura

Un grupo de jóvenes indígenas otavaleños apuesta por la animación japonesa para preservar la lengua quichua y revitalizar la identidad cultural en el norte de Ecuador. Lo hacen con Aya Somos, un cortometraje de anime de nueve minutos que combina mitología andina, símbolos ancestrales y diálogos en quichua, con especial impacto en niñas y niños de la comunidad.

La producción presenta a Aya, un guerrero mítico, junto a Ayaruku (espíritu indomable), Ayawa (lo femenino y sublime) y Ayaku (niño que simboliza la ternura), personajes que recorren paisajes de Imbabura bajo la mirada del cóndor, emblema de poder y energía. La historia los conduce a una caverna oscura que representa la globalización, donde reciben la misión de convertirse en nuevas semillas de su pueblo.

Relato

El relato da un giro íntimo al mostrar el diálogo entre un abuelo y una niña indígena, escena que refuerza el mensaje de transmisión intergeneracional y compromiso con el camino cultural. La animación se nutre de prácticas ancestrales, como la consagración de instrumentos musicales en puntos energéticos antes de las fiestas, para que “adquieran alma” y resuenen con fuerza en las celebraciones.

Tupac Amaru, director y productor, explicó que el proyecto busca enfrentar la globalización con sus propias herramientas, pero al más alto nivel creativo. “Encerrarnos no era una opción; decidimos dar batalla desde la excelencia”, afirmó. El equipo de Yay Animation reconoce la influencia de Hayao Miyazaki y los estudios Ghibli, adaptada a la cosmovisión andina.

La creación de los 12 personajes demandó cerca de 2.000 horas de trabajo, detalló Yarik Sisa, gestor creativo. Para Amaru, la urgencia es clara: “Nuestros guaguas ya no hablan quichua; sin el idioma se pierde el sentido de pertenencia y la energía”.

La exhibición del corto en comunidades de Otavalo generó identificación inmediata y sorpresa. “No creían que lo hubiera hecho un equipo indígena”, contó Malkik Anrango, otro de los impulsores. El colectivo aspira a que la obra sea reconocida como animación quichua y proyecta, en unos cinco años, incursionar en el mercado internacional con videojuegos desarrollados desde y para la cultura quichua.

El proyecto se inscribe en la lucha histórica por la reivindicación territorial, cultural y educativa de los pueblos indígenas. El equipo ya prepara un largometraje basado en el universo de Aya Somos, con el objetivo de regenerar el orgullo y fortalecer la identidad otavaleña en las nuevas generaciones. (I)

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Post Author: Redaccion

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