QUITO, Pichincha
En sesión solemne, la Asamblea Nacional rindió homenaje a Quito por los 489 años de fundación. El presidente del Parlamento, Henry Kronfle Kozhaya destacó que Quito es la viva muestra de que sí es posible trabajar juntos por un objetivo común que, por encima de acentos, costumbres, razas e ideologías, todos somos ecuatorianos; todos somos amarillo, azul y rojo.
Kronfle reafirmó su compromiso con Quito y con todo el Ecuador, de trabajar incansablemente para asegurar que las voces de todos sean escuchadas; que cada ciudadano tenga las mismas oportunidades para prosperar, y juntos, enfrentar los desafíos y celebrar los logros.
Invitó a trabajar para construir un Quito y un Ecuador de progreso y bienestar. “San Francisco de Quito, más que un hermoso lugar en el mapa, es un símbolo de nuestra historia, cultura e identidad ecuatoriana; lo que verdaderamente hace grande a Quito, es su gente: personas cálidas, trabajadoras, resilientes y llenas de esperanza, ciudadanos que día a día hacen su máximo esfuerzo por construir un futuro mejor para ellos y para las generaciones venideras”, destacó Henry Kronfle.
Independencia de poderes
De su lado, el alcalde de Quito, Pabel Muñoz invitó a la Asamblea Nacional con su gestión y el acuerdo que se ha dado con los bloques, a ser parte de ese proceso de reconstitución, en donde la independencia de los Poderes del Estado exige no politizar la justicia ni judicializar la política.
Detalló los retos de su gestión: la seguridad en la que están haciendo un importante esfuerzo de coordinación; la protección social en la que trabajan desde el desarrollo infantil integral hasta la erradicación de la violencia con las mujeres y el cuidado de los abuelitos; además que están fomentando desde la inversión, la creación del trabajo como es el caso de la ampliación del Metro.
En la reseña histórica de la Fundación de Quito, el cronista de la ciudad, Alejandro López Valarezo destacó que este aniversario es una oportunidad para entender a nuestra ciudad, no solo como un espacio definido por un evento en 1534, sino como un lugar vivo y dinámico, telúrico y profundo. “Nuestra historia no debe ser un relato inamovible o monolítico, sino que se debe recrear y reinterpretar continuamente desde nuestro presente y construir una historia de Quito que celebre su diversidad, respete su herencia y abrace su futuro con esperanza y determinación”, concluyó el historiador. (I)