
La batalla de Pichincha, que tuvo lugar el 24 de mayo de 1822, fue un evento clave en la independencia de Ecuador y la consolidación de la Gran Colombia. Comandada por el general Antonio José de Sucre, la victoria patriota en las faldas del volcán Pichincha, cerca de Quito, marcó el fin de la dominación española en la región.
El contexto: La batalla fue el resultado de años de lucha por la independencia en la Real Audiencia de Quito, que incluía el territorio de lo que hoy es Ecuador.
El ejército patriota, con soldados de diversas regiones del país y de otras naciones sudamericanas, se enfrentó a las fuerzas realistas españolas, lideradas por el general Melchor Aymerich.
La batalla:
La batalla fue feroz y sangrienta, con importantes pérdidas en ambos bandos. El ejército patriota, con su estrategia y el heroísmo de sus soldados, logró romper las líneas realistas y alcanzar la cima del volcán Pichincha.
La victoria: La victoria en Pichincha fue decisiva para la independencia de Quito y su posterior incorporación a la Gran Colombia. El heroísmo de Abdón Calderón, quien murió en la batalla, se convirtió en un símbolo de la lucha por la libertad.
Consecuencias:
La batalla de Pichincha no solo aseguró la independencia de Ecuador, sino que también sentó las bases para la creación de la República del Ecuador años después. La victoria fue un hito en la lucha por la independencia de América Latina y un ejemplo de unidad nacional y regional.
Los primeros movimientods
Los primeros movimientos empezaron en 1809 con la rebelión de los Criollos contra el dominio español conocida como El Primer Grito de Independencia Americana, Aunque hay otros precursores como Eugenio Espejo, sabio criollo de origen mestizo que lanzó las primeras proclamas por escrito en la publicación “El Nuevo Luciano de Quito”.
Los sublevados formaron una Junta de Gobierno provisional el 10 de agosto de 1809 en Quito, sublevando el poder español y gobernándose autónomamente; sin embargo, los participantes acabaron siendo encarcelados y asesinados en la Matanza del 2 de agosto de 1810.
Este capítulo de la historia ecuatoriana fue tomado como ejemplo en el inicio de varios procesos libertarios en América Latina.
En esa fecha los sublevados propugnaban el liderazgo de una junta autónoma de gobierno, cambiar las autoridades en Quito, manteniendo su autonomía utilizando la estrategia de las máscaras de Fernando VII, que consistía en jurar una falsa lealtad al cautivo rey Fernando VII con el fin de mantener la autonomía.
La historiografía del Ecuador considera este suceso como el Primer Grito de Independencia Hispanoamericana y el inicio del proceso de emancipación de la región. Terminado el dominio francés y con la negativa del rey de España, Fernando VII, de acatar la Constitución de Cádiz, se desencadenaron una oleada de movimientos independentistas en la América Española.
En 1820 tras la independencia de Guayaquil. El gobierno independiente de Guayaquil formó un ejército de hombres locales y en noviembre lo envió hacia la región sierra, con el propósito de sumar adeptos a la causa independentista.
Independencia de Cuenca
Tras algunos éxitos iniciales, como la declaración de independencia de Cuenca el 3 de noviembre de 1820, los independentistas sufrieron una grave derrota ante el ejército realista en la batalla de Huachi, cerca de Ambato, que les obligó a regresar a las regiones costeras.
Informado San Martín de la declaratoria de independencia de Guayaquil por medio de José de Villamil y a fin de apoyar para apoyar en la defensa y su seguridad de Guayaquil, decide enviar una comisión de emisarios, formada por el Secretario de Guerra y Marina Tomás Guido y al general Toribio de Luzuriaga, Jefe de su Estado Mayor, junto con pertrechos y 150 rifles que Villamil desembarca de la goleta Alcance, el 20 de noviembre de 1820. Luzuriaga es nombrado comandante militar de la provincia, siendo su prioridad organizar las defensas externas, para lo cual rearma un batallón al mando de Villamil afín de contener el contrataque de los realistas en Babahoyo.
El 30 de diciembre, se firma el Pacto de Protección y Mutuo Auxilio de 11 artículos, a través del cual la Provincia de Guayaquil se pone bajo la protección del General en Jefe del Ejército Libertador del Perú y con ello su total sumisión militar, pero manteniendo su derecho a definir libremente luego de las guerras a integrarse al Estado que más le convenga, ya sea Perú o la Gran Colombia.
La Gran Colombia
Sin embargo, en febrero de 1821, Bolívar quien para entonces era Presidente de la República de Colombia, coadyuvado desde Santafé por el vicepresidente Francisco de Paula Santander, envía como adelantado al general José Mires con el escuadrón Guías de Colombia como ayuda a Guayaquil, junto con la promesa del envió de mil rifles, pertrechos y refuerzos, y a su vez ir imponiendo sus condiciones.
En mayo del mismo año, el general de brigada Antonio José de Sucre, comandante en jefe de la División Sur del ejército colombiano y el subordinado de mayor confianza de Bolívar, arribó a Guayaquil con dos batallones experimentados.
Él debía asumir la dirección del ejército Patriota, y empezar las operaciones con miras a la liberación de la ciudad de Quito y todo el territorio de la Real Audiencia de Quito.
El objetivo político de Bolívar era incorporar todas las provincias de la Real Audiencia, incluyendo Guayaquil, a Colombia. Pero en Guayaquil, muchos de sus ciudadanos tenían mayores lazos y simpatías por Perú, más no así por Colombia.
El avance de Sucre a través de los Andes empezó en julio de 1821. Al igual que en la primera campaña, tras tener algunos éxitos iniciales, Sucre fue vencido por el ejército Realista el 12 de septiembre, coincidentemente en el mismo lugar donde ocurrió la anterior batalla de Huachi. Esta segunda campaña terminó con un armisticio entre los independentistas y los realistas el 18 de noviembre de 1821. (I)
