Las cárceles se siguen llenando de sangre. Las calles se tiñen de sangre… Y los esfuerzos de las autoridades no son suficientes. Este problema es como la erupción de un volcán que arrasa con todo o que encuentra en su camino. Policías y militares hace operativos en el interior de las cárceles, incautan materiales explosivos, granadas, armas automáticas, armas blancas… La situación sigue igual y las bandas narcodelictivas ahora amenazan con seguir en la matanza si mueven a los cabecillas. ¡Aquí mando yo! Decía Arístides Castro. ¡Y así… el mundo sigue su marcha! (O)
