GUAYAQUIL, Guayas
El hallazgo de restos humanos dentro de una lavadora conmocionó a los moradores del bloque 9 de Sauces, en el norte de Guayaquil. La principal sospechosa del crimen es Andreína L. S., de 32 años, quien fue procesada por el asesinato y descuartizamiento de su madre, Martha Cecilia S. C., de 49 años.
La noche del 16 de octubre de 2025, los vecinos alertaron a la Policía por los fuertes olores que provenían del departamento donde ambas residían. Al ingresar, los agentes de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida (Dinased) hallaron partes del cuerpo dentro de una lavadora y fragmentos anatómicos adicionales en un tacho plástico.
Durante el registro se incautaron ocho cuchillos, una amoladora, un machete, 22,7 gramos de cocaína, una computadora y un celular. Según el parte policial, la acusada admitió haber causado la muerte de su madre durante su versión preliminar ante las autoridades.
La víctima había sido reportada como desaparecida el 5 de octubre, tras la denuncia de su exesposo y uno de sus hijos. Desde entonces, la Fiscalía y la Dinased desplegaron un operativo de búsqueda hasta dar con el macabro hallazgo.
Formulación de cargos
En la audiencia de formulación de cargos, el fiscal presentó elementos que la vinculan con el delito: el parte de aprehensión, testimonios de familiares, actas de levantamiento del cadáver y evidencias ingresadas en cadena de custodia. El juez dispuso prisión preventiva y su traslado a la Penitenciaría del Litoral.
La causa se procesa bajo el artículo 140 del Código Orgánico Integral Penal (COIP), que sanciona el asesinato con penas de 26 a 30 años de cárcel.
Sin embargo, la investigación no termina allí. La Policía analiza una línea de investigación adicional, tras descubrir una tarjeta de crédito en el domicilio de la sospechosa que pertenecería a Jennifer Banguera, una joven desaparecida desde 2022. Las autoridades no descartan que Andreína L. S. esté vinculada a más casos, lo que podría revelar el accionar de una posible asesina serial en Guayaquil.
Vecinos de la zona narraron que, días antes del hallazgo, escucharon el sonido de una amoladora y fuertes golpes en el departamento, pero nunca imaginaron la magnitud del crimen. (I)
