
Por José Chica Pincay, docente e investigador
En la conferencia de prensa matutina del 9 de enero, Azuay se convirtió en el escenario de un enfrentamiento verbal intenso, desencadenado por los recientes atentados que generaron una atmósfera cargada de tensiones. Los vigorosos intercambios entre autoridades y un periodista evidenciaron la complejidad del momento.
El prefecto del Azuay, visiblemente exasperado, respondió con firmeza al periodista, acusándolo de difundir expresiones cargadas de odio. «Solo enfermos mentales pueden tener esas reflexiones como usted», expresó con vehemencia. De manera similar, el alcalde instó al periodista a abstenerse de formular preguntas que calificó como «estúpidas».
La reacción del Sr. Prefecto encontró respaldo entre algunos, quienes elogiaron su postura ante lo que consideraron un problema originado por individuos envenenados de odio. Sin embargo, otro sector cuestionó la actuación del periodista, tachándola de irresponsable y acusándolo de desaprovechar la oportunidad de recopilar información vital para la seguridad de la provincia.
El enfoque se desplaza hacia la naturaleza del periodismo en medio de crisis. Algunos argumentan que el periodista debería haber aprovechado la presencia de autoridades para obtener información precisa y relevante, en lugar de dedicarse a lo que califican como «catarsis con el micrófono».
La crítica apunta a la supuesta mediocridad de ciertos periodistas, instándolos a priorizar la búsqueda de datos sobre seguridad y respuesta gubernamental.
Las acusaciones se amplían a la esfera política, señalando a diversas organizaciones y personalidades involucradas en el caso «Metástasis», como Diego Ordoñez, Villavicencio, Lasso, los albaneses, entre otros. Entre los asistentes, se califica al periodista como un «miserable y con escasa neurona con micrófono». Por otro lado, se hace un llamado a «desenmascarar a estos farsantes periodistas de cuestionable credibilidad».
En la red social «X», @LolycpaC hace un llamado: «Para el periodista que no sé quién es… ¿por qué no le pregunta por seguridad al Gobernador y a NOBOA, carajo, competencia del gobierno central? Periodistas mediocres». En cambio, @elguambra228869 afirma que «Todo lo que toca la izquierda lo destruye. Cuenca se está convirtiendo en Guayaquil por esa porquería de alcalde y prefecto».
En este contexto, la controversia no se limita a los eventos en Azuay, sino que se extiende al papel del periodismo y la política en medio de la crisis de seguridad que enfrenta el país.
Es evidente que la necesidad de una comunicación responsable, competente y diligente en la búsqueda de información es crucial para abordar las mafias organizadas que se han enquistado en el poder, y lamentablemente, en medio del dolor, surgen opiniones encontradas que complican aún más las delicadas situaciones que vive el ciudadano común. (O)
