QUITO, Pichincha
El aeropuerto internacional Mariscal Sucre de Quito enfrenta serias dificultades debido a los constantes cortes de luz que afectan diversas operaciones, incluida la paralización del control migratorio.
El pasado 11 de noviembre, los pasajeros experimentaron largas demoras en el proceso migratorio debido a la interrupción en el suministro eléctrico, lo que generó caos y frustración entre quienes debían abordar vuelos de conexión hacia Cuenca, sede de la XXIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, programada para los días 14 y 15 de noviembre.
Cada quince minutos, el sistema de megafonía del aeropuerto informaba a los pasajeros sobre las dificultades ocasionadas por los cortes intermitentes, mencionando que los técnicos trabajaban para resolver la situación lo más pronto posible.
Sin embargo, los vuelos nacionales y las conexiones hacia la ciudad andina se vieron afectadas, lo que complicó aún más la logística de las delegaciones extranjeras, periodistas y funcionarios que debían llegar puntuales a Cuenca para el evento internacional.
Impacto de la crisis energética en el país
La interrupción del servicio eléctrico no es un hecho aislado. Ecuador atraviesa una grave crisis energética producto de la baja en los niveles de agua de sus represas hidroeléctricas, especialmente en la central Coca Codo Sinclair, afectada por la sequía derivada del fenómeno de El Niño. Esto ha generado que el país dependa cada vez más de fuentes térmicas más costosas y menos eficientes.
El Ministerio de Energía anunció que los cortes de luz, que en algunos casos pueden durar hasta 12 horas, seguirán afectando a varias zonas del país los días 13 y 14 de noviembre. Estos cortes han generado un descontento generalizado en la población, además de complicar el desarrollo normal de actividades económicas, sociales y, en este caso, la organización de eventos internacionales como la Cumbre Iberoamericana.
Desafíos para la economía y la logística
La crisis eléctrica en Ecuador no solo afecta a la vida cotidiana de los ciudadanos, sino que también pone en evidencia las fallas estructurales en la infraestructura energética del país. La falta de inversión en el sector eléctrico, combinada con la dependencia de fuentes no renovables, ha puesto en jaque la estabilidad de los servicios básicos y la competitividad del país.
El desorden en el aeropuerto de Quito es solo un reflejo de los retos logísticos que enfrentan los ciudadanos y las delegaciones extranjeras debido a la falta de energía confiable. Aunque los técnicos trabajan para restablecer los servicios, los pasajeros continúan lidiando con la incertidumbre respecto a los horarios de vuelo, lo que podría afectar aún más las conexiones aéreas hacia Cuenca, donde la Cumbre Iberoamericana se celebrará esta semana.
A pesar de los cortes de luz que afectaron el flujo normal de operaciones en el aeropuerto de Quito, la determinación de los equipos de trabajo no se detuvo. Mientras diplomáticos y delegados se enfrentaban a demoras imprevistas en el control migratorio, los esfuerzos por restaurar el sistema eran incansables.
En medio de la oscuridad provocada por los apagones, Quito y sus ciudadanos demostraban, una vez más, su resiliencia. La crisis energética no logró opacar el espíritu de superación del país, que, con el respaldo de su gente, logró mantener en pie los eventos de talla internacional, reafirmando que, ante la adversidad, la unidad y la organización siempre prevalecen. (I)
