
Por José Chica Pincay, docente
En el marco del Debate Presidencial 2023, el formato adoptado generó obstáculos notorios, limitando a los candidatos y a la candidata en la entrega del mensaje final y la concreción de sus planes de trabajo. La falta de claridad en el mecanismo del debate provocó una serie de dificultades que llevaron a los participantes a perder el rumbo en sus respuestas.
Además, los moderadores, en su rol de conductores del encuentro político, a veces adoptan un tono condescendiente, recordando la dinámica de aulas escolares. En un entorno que debería reflejar seriedad y respeto, este enfoque infantil disminuyó la profundidad de los diálogos y minimizó la relevancia de las discusiones temáticas por ejes.
Dentro de este contexto, sobresale un elemento común entre los candidatos: su mención a Otto Sonnenholzner, quien fue vicepresidente de Lenin Moreno y desempeñó un papel en la distribución y reparto de hospitales junto a María Paula Romo.
Sin embargo, este tema no estuvo exento de confrontación, como se evidenció cuando la candidata Luisa González recordó que, durante el gobierno de Lenin Moreno, del cual Sonnenholzner formó parte y niega, se quitó más de 3.000 millones del presupuesto de seguridad del país.
Luisa González despliega su estrategia utilizando el lema «ya lo hicimos antes con la Revolución Ciudadana», una respuesta versátil que emplea en reacción a diversas preguntas. En contraste, Daniel Noboa, pese a su juventud, muestra seguridad en respuestas coherentes y réplicas agudas, proyectando madurez política.
Por otro lado, Bolívar Armijos, cuyo desempeño en el debate fue cuestionable, se convierte en fuente de memes tras su actuación, lo que pone de manifiesto la importancia de la comunicación efectiva en estos eventos.
En relación con la ética gubernamental, se puso de manifiesto la importancia del Estado de derecho y la separación de intereses privados y públicos. Luisa González confrontó a Jan Topic, señalando sus vínculos con empresas estatales, mientras reflexionaba sobre la necesidad de un enfoque equitativo en el poder.
Aunque el bloque inicial sobre democracia, institucionalidad y participación ciudadana comenzó de manera serena, las diferencias ideológicas se hicieron evidentes en poco tiempo. El propio Jan Topic, cuya empresa está ligada a la seguridad estatal, fue objeto de crítica de González, quien resaltó el favorecimiento de la banca por parte del actual presidente.
En medio del debate, emerge la destacada propuesta de Luisa González, quien aboga por reintegrar a médicos despedidos durante la gestión de Otto Sonnenholzner, durante la crisis del Covid-19. Este gesto resuena en la audiencia digital, subrayando la necesidad de estabilidad en el sistema de salud y el respeto al Estado de derecho, dos aspectos fundamentales para la ciudadanía.
Enfoques económicos y ambientales marcaron el debate y tuvieron un impacto positivo en la audiencia digital. YaKu Pérez lidera con un 59,71%, seguido por Luisa González con un 24,83%, y Jan Topic con un 17,93%, evidenciando la preferencia de la audiencia hacia estos candidatos y su enfoque en temas de sostenibilidad y desarrollo responsable.
En esta danza de discursos y respuestas, el Debate Presidencial 2023 se revela como un momento decisivo para los candidatos. Un formato debatible, moderadores que oscilan entre seriedad y condescendencia, y respuestas que varían desde la confrontación hasta la propuesta concreta. Más allá de los destellos y las discrepancias, esta instancia política lleva consigo un caleidoscopio de enfoques y reacciones. Como ciudadanos, observamos y evaluamos, conscientes de que nuestra elección perfila el futuro de la nación. (O)
