Por Pedro Merchán Miñán, Mgs.
La inversión desequilibrada en partidos y movimientos políticos en comparación con el deporte en Ecuador, es un reflejo de una sociedad que valora más el poder y la influencia política que el bienestar y el desarrollo de sus ciudadanos.
El deporte es una herramienta poderosa para fomentar valores como la disciplina, el trabajo en equipo y la perseverancia, además de promover la salud y el bienestar físico y mental. Sin embargo, se otorga un presupuesto limitado y se relega a un segundo plano el Deporte.
Mientras tanto, los partidos y movimientos políticos reciben una gran cantidad de recursos, muchos de los cuales se utilizan para campañas publicitarias y eventos que no necesariamente benefician a la sociedad y en muchos casos para vivir de esté de manera holgada y relajada con un movimiento político.
Esta inversión desequilibrada tiene consecuencias negativas para el país, como la falta de desarrollo de infraestructura deportiva, la escasez de programas de formación para deportistas y la limitada promoción del deporte como herramienta de inclusión social. A esto se suma el deterioro de instalaciones deportivas de alto nivel por odio político.
Es hora de repensar nuestras prioridades y reconocer el valor del deporte como motor de cambio social y desarrollo humano. Debemos exigir a nuestros políticos que propongan políticas públicas de Estado donde la inversión en el deporte sea la prioridad y con menos en partidos políticos, para construir un Ecuador más saludable, más unido y más próspero, desarrollando transformaciones de niños, niñas y adolescentes desde el Deporte.
Deberíamos proponer un proyecto constitucional y normativo donde se elimine a movimientos y partidos políticos que solo producen gastos, reduciéndolo estos a solo a tres Derecha, izquierda e independiente. (O)
