QUITO, Pichincha
Trabajos realizados con tecnología LiDAR (Light Detection and Ranging, por sus siglas en inglés) permitieron identificar alrededor de centenares de montículos y terrazas de origen prehispánico.
Esta herramienta, utilizada en la investigación arqueológica, posibilitó la visualización de estructuras ocultas bajo la vegetación en la comuna San Francisco de Pachijal, parroquia Pacto, al noroccidente de Quito, en el Chochó Andino.Delimitan el sitio
El Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), consciente de la importancia arqueológica de la región y del compromiso de la comunidad local, asumió el desafío de la delimitación e investigación de este sitio.
El punto de partida fue el registro de 40 montículos y 10 terrazas; sin embargo, tras la prospección se comprobó la existencia de más de 200 montículos y 100 terrazas, que cubren aproximadamente 600 hectáreas, considerando que el territorio explorado alcanza apenas el 2 % de las más de 280 000 hectáreas por las que se extiende el Chocó Andino.
Durante el estudio se identificaron modificaciones humanas del entorno natural, estructuras circulares y rectangulares, así como calzadas relacionadas e interconectadas entre sí, según explica el arqueólogo Juan Jijón, consultor del IMP.
Complejo arqueológico
En el trabajo de campo se excavó una estructura hundida, ubicada a pocos metros del río San Francisco, similar a las existentes en el Complejo Arqueológico Tulipe, en las parroquias de Gualea y Nanegalito.
La estructura rectangular presenta muros de piedra, un posible acceso y un canal para la evacuación de agua. Existen indicios de su filiación cultural que, por asociación con otros elementos arqueológicos, corresponderían a la cultura yumbo.
Investigar en el Chocó Andino es de vital importancia, pues permite ampliar el conocimiento de los procesos de desarrollo cultural en zonas que hoy son de difícil acceso, pero que fueron intervenidas extensamente por las sociedades prehispánicas.
“El Municipio de Quito busca proteger los sitios arqueológicos, comprender la formación de paisajes culturales y poner en valor el patrimonio arqueológico del DMQ”, explica la arqueóloga del IMP, Dayuma Guayasamín.
Vestigios arqueológicos
Ángel Miranda, comunero de San Francisco de Pachijal y propietario del área donde se desarrolla el trabajo de campo, señala que sus padres y abuelos conocían la presencia de vestigios arqueológicos en el sector y que, para él, “es nuestra historia, la de los yumbos, la de Quito, que nos llena de orgullo y nos compromete a salvaguardar su territorio”.
Actualmente, concluyó la fase de campo y se desarrolla la fase de laboratorio, en la que se analizan los materiales y evidencias recuperadas. Al finalizar, se emitirá el informe técnico con los resultados de la investigación ejecutada, los cuales serán socializados con la comunidad local. (I)
