AMBATO, Tungurahua
La iglesia de Huachi Chico fue escenario de una emotiva despedida al sacerdote Enrique Fabián Arcos, hallado sin vida tras desaparecer en circunstancias trágicas. La comunidad se reunió en masa para honrar a quien consideraban un guía y protector espiritual.
La ceremonia, realizada el pasado 7 de noviembre, se vio abarrotada de fieles. Para quienes no lograron acceder al templo, se instaló una pantalla gigante en la cancha de usos múltiples, permitiendo a los asistentes seguir la eucaristía, en un ambiente de profundo pesar colectivo.
Mercedes, hermana del sacerdote y residente en Bilbao, España, envió un mensaje que se leyó al final de la misa, donde expresó su indignación ante los hechos que mancillan la memoria de su ser querido. «Han manchado la imagen y dignidad de mi hermano, han pisoteado el honor de nuestra familia sin piedad ni respeto», lamentó en su comunicado. Aunque dolida, Mercedes agradeció el apoyo de la comunidad católica de Tungurahua, que compartió el luto y el dolor de la familia.
Otra de sus hermanas agradeció a quienes se unieron a la búsqueda y a la ceremonia, recordando el sufrimiento de las familias de personas desaparecidas. «Jamás imaginé el dolor de los familiares de desaparecidos, pero hoy, al vivirlo en carne propia, entiendo su sufrimiento. Pido a las autoridades el mismo esfuerzo desplegado en el caso de mi hermano para todos los casos», declaró, convencida de que la justicia divina prevalecerá.
La ceremonia fue un acto cargado de amor y esperanza. «Querido hermano, tu dolor en esta tierra ha terminado. Ahora eres nuestro ángel en el cielo», expresó su hermana al final de la misa.
Giovanny Pazmiño
El obispo de Ambato, monseñor Giovanny Pazmiño, junto con el clero de la provincia, presidió la eucaristía y compartió palabras de consuelo. Recordó que, aunque la separación física deja una herida, la esperanza de reencontrarse en el reino celestial es un alivio para la comunidad.
El homenaje concluyó con la salida del féretro hacia el cementerio de Huachi Chico. Durante el cortejo, los feligreses lanzaron pétalos de flores blancas y soltaron globos, en un acto simbólico de despedida.
El sacerdote Enrique Fabián Arcos, de 53 años, fue un pilar en las comunidades indígenas de Tungurahua y profesor en la Universidad Católica y el Seminario Mayor Cristo Sacerdote. Con 26 años de vida sacerdotal, su labor y entrega dejaron una huella profunda.
Su desaparición, ocurrida el pasado 30 de octubre, y su hallazgo en un basurero de Panzaleo, Cotopaxi, junto a su vehículo calcinado en Quito, han conmocionado a la sociedad. La Policía continúa las investigaciones y ha identificado a dos personas como posibles implicados, aunque las circunstancias siguen sin esclarecerse del todo. (I)
