QUITO, Pichincha
El debate sobre una posible Asamblea Constituyente vuelve a encender el tablero político ecuatoriano. El 16 de noviembre, 13,9 millones de electores decidirán si el país redacta una nueva Constitución, un proceso que podría llevar a la vigésima primera Carta Política en 195 años de vida republicana. En promedio, Ecuador ha reformado o reemplazado su Constitución cada década, convirtiéndose en uno de los Estados más inestables de la región en materia institucional.
Las tendencias de intención de voto anticipan un respaldo mayoritario a la propuesta del presidente Daniel Noboa, quien plantea elaborar una Constitución breve y práctica con alrededor de 180 artículos, menos de la mitad del texto vigente aprobado en Montecristi en 2008. De confirmarse el apoyo popular, Ecuador elegiría a los asambleístas constituyentes a inicios de 2026.
Qué cambios propone el Gobierno
Aunque la Función Ejecutiva evita detallar los temas que sometería a revisión, el debate gira en torno a reformas profundas en seguridad social, redistribución de funciones del Estado, ajustes en el sistema de justicia y la posible eliminación del Consejo de Participación Ciudadana. En materia de seguridad, el Gobierno sostiene que la Constitución de 2008 otorgó mayores garantías a los delincuentes que a los ciudadanos y promueve un giro estructural en esa materia.
Los sectores críticos cuestionan la necesidad de redactar una nueva Carta Política y advierten que Noboa busca moldear la normativa a su gestión y reducir derechos vigentes.
Un país que reescribe su destino con frecuencia
Solo Venezuela supera a Ecuador en número de Constituciones: ha tenido 25 desde 1811. Ecuador suma 20 desde 1830, cuando entró en vigencia su primera Constitución, redactada en Riobamba por 21 diputados que representaron a Cuenca, Chimborazo, Guayaquil, Pichincha y Manabí. Ese documento, con 75 artículos, instauró las bases del naciente Estado ecuatoriano.
La segunda Constitución, escrita en Ambato en 1835, adoptó por primera vez el nombre de República del Ecuador. Luego vino una década convulsa: entre 1843 y 1852 se elaboraron cuatro Cartas Políticas. La Constitución de 1843, conocida como “Carta de la Esclavitud”, duró solo dos años, mientras que la de 1851 se mantuvo vigente durante un año y siete meses e introdujo un Congreso unicameral, ratificó la religión católica como oficial y eliminó la pena de muerte por delitos políticos.
Entre 1861 y 1905 se aprobaron cinco Constituciones con una duración promedio de nueve años, periodo considerado relativamente estable en la historia del país. La excepción llegó en 1906, durante el gobierno de Eloy Alfaro, cuando se aprobó la Constitución más longeva: permaneció vigente 23 años. Le siguió la reforma política de 1946, impulsada bajo el gobierno de José María Velasco Ibarra, que duró 21 años.
Del retorno a la democracia a Montecristi
En 1978, la Junta Militar convocó a una consulta popular para aprobar una nueva Constitución que entraría en vigencia con la posesión del presidente electo Jaime Roldós en agosto de 1979. Ese texto rigió hasta 1998, cuando el gobierno interino de Fabián Alarcón impulsó una nueva Asamblea Constituyente tras la destitución de Abdalá Bucaram. El proceso se desarrolló durante cuatro meses con 70 asambleístas y sesiones en Sangolquí, Riobamba y Ambato.
Con el triunfo electoral de Alianza PAIS en 2007, Rafael Correa convocó a la Asamblea de Montecristi, donde el oficialismo fue mayoría. La Constitución aprobada en 2008 ha permanecido vigente 17 años. Pese a que Correa afirmó que duraría tres siglos, su ciclo podría concluir a mediados de 2026 si los ciudadanos respaldan la instalación de una nueva Constituyente. (I)
