
La ola de violencia que sacude, no solo al puerto principal, genera que los ecuatorianos vivamos en un constante arresto domiciliario ante la pasividad de los jueces que no “hallan” indicios de responsabilidad en quienes son detenidos por cometer actos violentos, asaltos, crímenes, venta de droga… Son modernos PPL (Personas Privadas de la libertad) no en las cárceles, sino en sus propias casas. Y los anuncios de control se quedan en meros enunciados. ¡Y el mundo… sigue su marcha! (O)