Por Emilio Gallardo González
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Cuando el mensajero es más importante que el mensaje, el análisis tiende a ser subjetivo y se basa en afectos y desafectos. Cuando el mensaje es más importante que el mensajero, el análisis es objetivo se centra en el conocimiento y entendimiento. El mensaje que da el gobierno a través del “Plan Estratégico Intersectorial para la Prevención y Reducción de la Desnutrición Crónica Infantil” desbroza el camino para combatir uno de los problemas más graves del país, que de no resolverse o reducirse sustancialmente mantendrá condenado al Ecuador a un futuro de pobreza.
La desnutrición infantil crónica, se expresa como un retraso en el crecimiento físico de los niños y niñas menores de cinco años, debido a un déficit calórico y de micronutrientes, con efecto irreversible en el desarrollo intelectual y neurológico, disminuye el futuro rendimiento escolar, laboral y la resistencia a enfermedades.
La desnutrición provoca una menor capacidad para trabajar y tiene un impacto importante en el gasto público de salud. Desde la perspectiva futura del mercado, con relación a la demanda, causará una menor capacidad de consumo y por el lado de la oferta se manifestará en una menor productividad, por lo tanto, en la ejecución del Plan se requiere no solo la participación del gobierno, sino que se involucren en forma activa los GADs, sectores académicos y privado.
El sector empresarial tiene un rol importante en la ejecución del plan, no solo por responsabilidad social, sino por su propio beneficio con respecto a sus expectativas sobre el crecimiento del mercado interno y mayor competitividad.
En el año de 1986, el nivel de desnutrición infantil crónica (DCI) en el Ecuador fue superior al 35%, Hoy, esos niños y niñas tienen entre 37 y 42 años, con impacto directo en el nivel de productividad y renta per cápita del país. En más de 30 años este porcentaje apenas ha disminuido al 27% en niños menores de dos años y 23% menores de cinco años y en provincias mayormente rurales actualmente en promedio supera el 33%.
Además del problema de DCI, Según la FAO, el 15.4% de los ecuatorianos sufre de hambre, siendo el segundo país de América del Surcon mayor problema de hambre después de Venezuela.
Asimismo, el hambre oculta o las deficiencias de micronutrientes, se produce cuando la calidad de los alimentos que consumimos no cumplen con nuestras necesidades de nutrientes, por carencias de vitaminas y minerales necesarios para un crecimiento y desarrollo adecuados.
Las hortalizas son la mayor fuente de minerales-micronutrientes-, vitaminas, sin embargo, de acuerdo a estudios realizados en el Ecuador se consume solo el 48% de los requerimientos de hortalizas.
Los GADs en sus respectivas provincias, deberían tener como política fomentar los huertos orgánicos familiares y/o comunitarios, para promover la producción y consumo de este producto alimenticio, vinculando las técnicas de producción con capacitación en los aspectos de nutrición.
En comunidades rurales podemos observar camionetas perifonean las ventas de hortalizas, cuando podrían producirse y consumirse en las comunidades del sector. Con respecto a los costos 1 kg de hortalizas producida en un huerto familiar orgánico es de 5 a 6 veces menor que el precio en el mercado.
El gobierno ha asignado $300 millones al plan de desnutrición crónico infantil y estudios realizados por Alderman y Horton, indican que la inversión en nutrición es altamente eficiente en términos de Beneficio/Costo.
Se estima que invertir 1 dólar en programas centrados en reducir la desnutrición crónica, genera en promedio beneficios de alrededor 18 dólares por el incremento de la productividad en la etapa adulta que logran los niños que superan el estado de desnutrición.
Se requiere que el mensajero-gobierno- tenga el liderazgo para movilizar a los diversos sectores del país y establecer un pacto nacional contra la desnutrición como menciona el plan, de lo contrario de no ejecutarse las acciones necesarias se puede predecir en términos generales, cuál será la situación del país con respecto a su nivel de pobreza, renta per cápita, productividad y tamaño del mercado interno en los próximos 30 años. (O)
Tomado del diario La Nación
