GUAYAQUIL, Guayas
Fernando Villavicencio, candidato presidencial, fue al corazón del suburbio en Guayaquil. Cinco minutos antes de las cuatro de la tarde llegó hasta Lizardo García y la A, justo en la esquina de la iglesia del Cristo del Consuelo, sitio en el que lo esperaban simpatizantes, candidatos a asambleístas y dirigentes del sector, para llevarlo hasta la calle F, para ser parte de un mitin.
A lo largo de los 600 metros estaban apostados simpatizantes con banderas del Ecuador, Guayaquil y del movimiento Construye, que hacían una calle de honor para el paso del candidato.
Saludos, abrazos, aplausos y grito de consignas, marcaron el recorrido de Villavicencio, que llegó a la tarima, armada en los exteriores de la escuela de Educación Básica Víctor Zevallos. Lo acompañó la candidata a asambleísta por el Distrito 3, María Fernanda Jiménez.
“Este es un día histórico. Hemos venido desde Azogues, Cuenca hasta el Cristo del Consuelo para decirles que todos somos iguales. Costeños, serranos…”, dijo Villavicencio al dirigirse a los asistentes a la concentración popular.
Somos parte de una misma familia
Y agregó que no tiene capacidad porque “he venido decirles que todos somos parte de una misma familia y que juntos vamos a recuperar la dignidad y la esperanza”.
Villavicencio recordó que a los 7 años cultivaba la tierra y que el pan no sale de la panadería, sino que sale del trabajo de la gente, de la siembra del trigo con el que se elabora el pan que nutre al país.
“Desde muy pequeño me he jugado la vida. Estuve cinco años en el exilio por haber investigado la corrupción, por haber descubierto que ustedes son pobres, porque se les robaron sus riquezas”, señaló Villavicencio al referirse a los que están prófugos.
“Yo no vengo a pedirles el voto. Ustedes vean por quien votan. Si creen a don Villa, voten por mí”, sostuvo enfático Villavicencio.
Poco antes de concluir el encuentro en el sector del Cristo del Consuelo, se comprometió a “sacar a las mafias del hospital Teodoro Maldonado Carbo y de las mafias hospitalarias, no más impuestos a la clase pobre ni a la clase media; a las manzanas podridas de la Policía y de las Fuerzas Armadas”. (I)
