
JERUSALÉN, Israel
Israel ejecutó la madrugada del viernes 13 de junio de 2025 una ofensiva aérea sin precedentes sobre infraestructura estratégica iraní, en el marco de la operación “León Naciente”, diseñada para neutralizar capacidades militares y nucleares de Teherán.
La operación fue confirmada por fuentes de inteligencia británicas y difundida por la BBC donde se involucró a más de 200 aviones de combate y drones, lanzados desde distintas bases, incluida una instalación secreta del Mossad en territorio iraní. Desde allí, los equipos destruyeron sistemas de defensa antiaérea y coordinaron ataques simultáneos en Teherán, Natanz, Isfahán, Arak, Tabriz, y en bases militares del norte y centro del país.
Objetivo: desmantelar liderazgo nuclear y militar
Entre los blancos destruidos figuran la planta de enriquecimiento de uranio en Natanz, centros de investigación militar, bases de misiles y sedes de mando. Según el informe, al menos seis científicos nucleares murieron, entre ellos Fereidun Abbasi, exdirector de la Organización de Energía Atómica de Irán.
También fallecieron Hossein Salami, comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, y Mohammad Bagheri, jefe del Estado Mayor iraní. El saldo preliminar asciende a 78 muertos y más de 200 heridos, aunque las cifras oficiales aún están bajo verificación.
Una ofensiva con sello de inteligencia israelí
A diferencia de ataques previos, Israel optó por una ofensiva sincronizada, ejecutada dentro y fuera de Irán, replicando tácticas ucranianas en el conflicto contra Rusia. Drones explosivos ocultos en suelo iraní fueron determinantes para alcanzar misiles tierra-tierra e instalaciones críticas, lo que otorgó a Israel supremacía aérea temporal.
Según el primer ministro Benjamín Netanyahu, los ataques podrían extenderse “varios días” si las amenazas persisten. Israel sostiene que esta acción es preventiva, ante el avance del programa nuclear iraní.
Aunque Teherán insiste en el carácter pacífico de su desarrollo atómico, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) estima que Irán posee suficiente uranio enriquecido como para fabricar hasta nueve bombas nucleares, si decidiera refinarlo a nivel militar.
La comunidad internacional sigue de cerca esta escalada. Mientras Estados Unidos calificó la operación como una decisión unilateral de Israel “para su propia defensa”, Irán aún no responde con una contraofensiva directa, aunque prometió represalias.
Este ataque marca un punto de quiebre en la región, según analistas, y podría redefinir las dinámicas de seguridad en Medio Oriente en las próximas semanas. (I)
