La silla del cementerio de Riobamba

la-silla-del-cementerio-de-riobamba-ecuador221.com_.ec_ La silla del cementerio de Riobamba

Por: Hernán Mejía Chávez

“El presente relato describe un episodio aparentemente real, que con el paso del tiempo se convirtió en una de las leyendas más conocidas de la localidad.

Se trata del amor incondicional de una pareja de ilustres visitantes, que supuestamente hicieron un pacto secreto de quererse hasta la eternidad. Recrea los momentos que siguieron juntos, incluso después de la muerte de uno de ellos”.

Cuenta la leyenda que a finales del siglo XIX, llegaron a Riobamba una pareja de extranjeros con la intención de realizar acciones de ayuda social.

Por versiones de quienes tuvieron contacto con los foráneos, se conoció que tenían una relación muy estrecha, compartían en todo momento gustos y aficiones.

Nunca imaginaron que, en el transcurso de la estancia en esta ciudad, el destino les tenía preparado un desenlace fatal.

Elizabeth se llamaba la esposa, enfermó de forma repentina, dolencia que debilitó su cuerpo y por más que luchó hasta lo indecible, finalmente murió.

Josef, su esposo, como era de esperarse, se quedó con la vida destrozada, solo y en un lugar distante a su tierra natal.

Una vez que asimiló la tragedia, tomó la decisión de quedarse en la Sultana de los Andes, pidió ayuda a las autoridades para legalizar su permanecía definitiva.

Acudía al cementerio, donde pasaba día y noche contemplando la fría tumba de su inolvidable mujer.

Era común, que los guardianes del campo santo y todos quienes acudían a este sitio, mirar al extranjero sentado en una silla platicando con su amada, o simplemente dedicándole poemas de amor.

Así pasaron los años, Josef falleció alejado de su familia, fue sepultado junto a su adorada esposa.

En honor a este acontecimiento, donde el marido practicó una especie de medicina espiritual para sanar y aplacar sus penas; los sepultureros decidieron colocar una silla frente a los cuerpos inertes de los protagonistas de este inusual episodio, para que sean recordados en la posteridad.

¡¡¡Hasta ahora, la silla permanece como testigo de la triste historia de amor…Aquí termina la leyenda…!!! (I)

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Post Author: David Jaramillo

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