El panorama siempre es el mismo. Poco antes de las elecciones, sean estas seccionales o nacionales los partidos y movimientos políticos buscan apertrecharse de lo que en su interior se conoce como gente con influencia mediática. Pero bajo esta premisa de que son ‘conocidos´ dejan de lado el debate sobre propuestas viables, capacidad de gestión, conocimientos y experiencia.
El objetivo en sí es ganar electores y para hacerlo buscarán una vez más apelar al sentimiento de los ciudadanos que, al menos en las elecciones pasadas, lanzó al traste las pretensiones de estos candidatos de farándula que sucumben ante la idea de ocupar un cargo público, aunque muchos de ellos están conscientes de que no tienen capacidades para hacerlo.
Que lejos quedó la forma de hacer política en donde las ideas era objeto de debates, donde la ideología primaba ante los intereses personales. Los movimientos que han hecho los políticos en estos últimos días nos hacen sospechar que la papeleta electoral estará llena de faranduleros, cantantes y uno que otro influencer.
Sin desmerecer a las nuevas generaciones que poco conocen sobre las decisiones pasadas del pueblo, el panorama para las elecciones del 2023 luce sombrío. Todo hace nos lleva a pensar que estarán llenas, de luces, cámaras y circo para el pueblo. (O)
