LIMA, Perú
Según diversos especialistas, un metro cúbico de hidrocarburo puede formar, en menos de dos horas, una mancha de 100 metros de diámetro. Con el paso de los días, se amplía de una manera no homogénea: en algunas partes habrá grumos, en otras pequeñas capas oleosas.
Mare Doricum, un buque petrolero de 274 metros de eslora y 48 metros de manga, construido en Italia hace 13 años, es ahora una enorme pieza flotante en medio de un museo de la tragedia. Permanece bajo “impedimento de zarpe” hasta que se terminen las investigaciones sobre lo que ocurrió la tarde del 15 de enero, cuando al menos seis mil barriles de crudo cayeron al mar. En los días siguientes, esta marea negra avanzó hasta el norte de la costa de Lima en un espacio cada día más difícil de calcular.
El Comercio recorrió la zona exacta donde este desastre comenzó. A bordo de la patrullera de costa Ancón, de la Marina de Guerra, a media hora de navegación desde el Callao, permanece el buque anclado en medio de la niebla.
A poco más de dos millas, en la instalación portuaria de La Pampilla, se ubican las boyas a las que el buque estaba sujetado mientras se realizaba la descarga del crudo. Es decir, es el lugar exacto del accidente.
Aunque la marea negra del petróleo se ha desplazado hacia la costa, aún se pueden ver láminas flotantes, algunas de hasta 50 metros de largo y cinco de ancho.
Cerca de ese lugar, personal del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) recogía muestras de agua oscura para ser analizadas. Esto, mientras en la costa se seguía aplicando los trabajos de remediación y limpieza. Hasta ahora, el crudo ha afectado más de 20 playas y tres reservas naturales. (I)
Con información de https://elcomercio.pe/lima/
