QUITO, Pichincha
El presidente Daniel Noboa, tiene claras sus principales apuestas para reducir la pobreza en Ecuador. Una de ellas es entregar créditos productivos a 150.000 personas para que dejen de depender de bonos y ayudas sociales y busquen generar sus propios ingresos con apoyo estatal.
Durante una rueda de prensa, la vocera presidencial Carolina Jaramillo anunció que el presidente ha decidido asignar USD 100 millones adicionales para financiar esta política hasta mayo de 2026.
La medida se ejecutará a través del Crédito de Desarrollo Humano, un programa del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) que hasta ahora ha tenido un presupuesto marginal en comparación con los bonos sociales.
“La diferencia entre recibir un bono y volverte un emprendedor es lo que transforma la vida de las personas”, enfatizó Jaramillo. Y dijo que el enfoque de este gobierno no es perennizar la pobreza, sino generar autonomía.
Los créditos, que oscilan entre USD 660 y USD 1.320, equivalentes a uno o dos años del bono mensual que actualmente reciben los beneficiarios, están dirigidos a personas en situación de pobreza, pobreza extrema o vulnerabilidad, como el Bono de Desarrollo Humano o las pensiones no contributivas.
La entrega de los créditos está condicionada a la presentación de un proyecto de emprendimiento y a la participación en procesos de capacitación. “Las personas que reciben un crédito no lo hacen solas”, recalcó Jaramillo.
Jaramillo explicó que este sistema contempla ferias locales, puntos de venta fijos, convenios con supermercados e incluso una plataforma en línea en desarrollo para dar visibilidad a los productos de estos emprendedores. El programa dará prioridad a mujeres jefas de hogar y jóvenes entre 18 y 29 años.
Según Jaramillo, se espera que los 150.000 beneficiarios de los créditos logren resultados sostenibles que les permitan prescindir de los bonos estatales. “Al acceder al crédito, dejan de recibir el bono y se convierten en emprendedores con acompañamiento”, explicó.
La iniciativa representa un cambio de enfoque en la política social, que tradicionalmente ha priorizado la entrega de bonos.
Varios analistas señalaron que el Estado gasta más de USD 1.300 millones al año en bonos sociales, que llegan a 1,5 millones de personas, apenas el 30% de los pobres en el país. En cambio, en 2024, los créditos productivos solo sumaron USD 60 millones.
Esto implica que el Estado invierte 21 veces más en transferencias asistenciales que en generar autonomía económica.
“Esa desproporción refleja un sistema asistencial que ha demostrado ser ineficaz para transformar estructuralmente las condiciones de vida”, advirtió el economista Andrés Rodríguez.
La pobreza en Ecuador no se ha reducido en 13 años. En 2011, era del 28,6% y en 2024 se mantenía en 28%. La pobreza extrema incluso aumentó de 11,6% a 12,7%, mientras indicadores como la informalidad (66%), la desnutrición crónica infantil (19,3%) y el abandono escolar (450.000 niños y adolescentes) agravan el panorama.
La iniciativa del Gobierno de Noboa apunta a lo que economistas como Rodríguez consideran la verdadera solución a largo plazo: fomentar el crecimiento productivo. El ministro del MIES, Harold Burbano, ya había adelantado esta línea de acción.
El reto ahora será que los USD 100 millones prometidos lleguen efectivamente a los beneficiarios y que estos puedan sostener sus emprendimientos más allá del corto plazo. “No basta con entregar dinero. Hay que invertir con visión de futuro”, concluye Rodríguez. (I)
