QUITO, Pichincha
El presidente Daniel Noboa y el exmandatario Rafael Correa protagonizaron un nuevo intercambio de declaraciones a través de redes sociales, una dinámica que se ha vuelto recurrente en el escenario político ecuatoriano.
El último enfrentamiento comenzó la noche del domingo 8 de diciembre, cuando Noboa publicó un hilo en su cuenta de X (antes conocida como Twitter) para destacar los avances de su gobierno en materia económica. Entre los logros mencionados, resaltó la «salvación de la dolarización», un «incremento del 7.1 % en ingresos petroleros» y un «crecimiento sostenido en las ventas».
No obstante, estas afirmaciones generaron una ácida respuesta de Correa, quien calificó las declaraciones de Noboa como «tonterías» y las comparó con comentarios infantiles.
La confrontación escaló la mañana del lunes 9 de diciembre, cuando Noboa publicó un mensaje directo hacia Correa. En tono desafiante, le ofreció enviarle una copia de varios documentos vinculados a investigaciones y casos judiciales que involucran a su administración, incluyendo la sentencia por el caso Sobornos, la auditoría de la Refinería del Pacífico y el caso Reconstrucción de Manabí, donde su exvicepresidente, Jorge Glas, enfrenta un juicio.
Correa no tardó en responder al mensaje de Noboa con ironía, sugiriéndole: «Mejor dedícate nomás a la carpintería».
El intercambio entre Daniel Noboa y Rafael Correa refleja una polarización política que persiste en Ecuador. Mientras el actual presidente busca proyectar su gestión como un contraste frente al pasado, Correa insiste en desacreditar los avances del gobierno. Estos cruces, aunque anecdóticos, distraen de los problemas de fondo que enfrenta el país, como la inseguridad y las tensiones económicas.
¿Beneficia al debate público este tipo de confrontaciones o desvían la atención de las verdaderas necesidades del país? ¿Hasta qué punto este antagonismo político impacta la percepción ciudadana sobre sus líderes? (I)
