Onna-bugeisha: las guerreras samuráis que desafiaron la historia

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TOKIO, Japón

Durante siglos, la guerra forjó el destino de Japón y moldeó su sociedad. Aunque los relatos bélicos suelen centrarse en samuráis y señores feudales, también hubo mujeres que empuñaron armas para defender su honor y sus tierras. Eran las onna-bugeisha, guerreras que desafiaron las normas de su época y dejaron una huella imborrable en la historia.

Mujeres en el campo de batalla

Las onna-bugeisha no eran simples figuras de apoyo. Recibían entrenamiento en artes marciales y en el uso de diversas armas, destacando la naginata, una lanza de hoja curva ideal para la defensa de fortalezas. Mientras los hombres luchaban en el frente, ellas protegían sus castillos y, en muchas ocasiones, se lanzaban a la batalla con la misma destreza y valentía.

Primeras figuras históricas

Aunque se cree que la emperatriz Jingû lideró una invasión a Corea en el siglo III, la primera guerrera documentada fue Tomoe Gozen, quien combatía al servicio del clan Minamoto en las Guerras Genpei (1180-1185). Las crónicas la describen como una combatiente feroz, capaz de enfrentar a mil guerreros y derrotar a sus enemigos sin vacilar. Su legado inspiró la imagen de la onna-bugeisha, una mujer dispuesta a luchar hasta el final por su clan y su honor.

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La era de las grandes guerreras

El periodo Sengoku (1467-1568) representó la edad de oro de las onna-bugeisha. En una época donde la guerra civil arrasaba Japón, las mujeres nobles se preparaban para la batalla. Ejemplos notables incluyen a Myôrin, una monja que tomó las armas para proteger su templo; Yodogimi, quien defendió con valentía el castillo de Osaka; y Yuki no Kata, esposa de un samurái que peleó junto a él por la supervivencia de su familia.

No solo usaban espadas y lanzas; también dominaban el manejo de armas arrojadizas como kunai y shuriken, lo que les permitía atacar sin exponerse. Además, algunas se convirtieron en kunoichi, la versión femenina de los ninjas, especializadas en espionaje, infiltración y asesinato sigiloso.

El declive de las onna-bugeisha

Con la llegada del shogunato Tokugawa en el siglo XVII, Japón entró en una era de paz relativa. Los samuráis pasaron de guerreros a burócratas y las mujeres dejaron de recibir entrenamiento militar. Aunque la figura de la onna-bugeisha se desvaneció, algunas excepciones probaron que el espíritu guerrero no había desaparecido por completo.

Durante la Guerra Boshin (1868-1869), Takeko Nakano lideró un grupo de mujeres en la defensa de Aizu contra las fuerzas imperiales. Tras caer en combate, ordenó a su hermana que ocultara su cabeza para evitar que se convirtiera en un trofeo de guerra. Otra combatiente, Yae Niijima, logró sobrevivir y más tarde participó en la guerra sino-japonesa y en la guerra ruso-japonesa, aunque esta vez como enfermera. A pesar del cambio de roles, su valentía reflejó la esencia de las onna-bugeisha.

¿Son las onna-bugeisha un legado olvidado?

Hoy en día, ciudades como Aizu-Wakamatsu honran a estas guerreras en festivales y eventos históricos. Su legado inspira a mujeres que practican artes marciales y desafían los estereotipos de género. Sin embargo, su historia sigue siendo poco conocida fuera de Japón. (I)

Con información de: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/onna-bugeisha-mujeres-guerreras-japon_15761

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Post Author: Abigail Echevel

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