
Por Fernando Naranjo Villacís
En homenaje al DÍA DEL PERIODISTA DEL LITORAL, -26 de mayo- antes que una celebración, nos toca hacer una profunda reflexión acerca de nuestra misión y acción social. Existe un conocido paradigma que es urgente superar: “Las buenas noticias… son las malas.” Estamos plagados de malas noticias, son tantas que se están convirtiendo en un serio problema de salud mental. Es preciso actualizar nuestro oficio, enfocarlo a la tragedia global que nos toca vivir y convertirnos en agentes de conocimiento, bienestar y esperanza.
Recuerdo cuando presidí por dos períodos el Colegio de Periodistas del Guayas, asumida con responsabilidad y creatividad. Me propuse hacer las gestiones para lograr una sede propia. Fue así como adquirimos el moderno y funcional local de la Av. 9 de octubre y Rumichaca, en el corazón de Guayaquil. Quedó como legado y constituye el mayor patrimonio institucional.
Además, un valioso valor agregado; recordamos, que se convirtió en una pequeña extensión de CIESPAL, Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina, con una interesante agenda de Seminarios y Talleres, con expertos internacionales. Fue un Centro de Educación Continua para los Periodistas. Quedó para el recuerdo histórico de una gestión realizada con visión de futuro. No se ha repetido con la calidad, intensidad y entusiasmo de aquellos tiempos.
El editorial gráfico creado por nuestro recordado Luis Peñaherrera Bermeo -Robin-, publicado en EL UNIVERSO, el Mayor Diario Nacional, destaca la importancia que tenía el Colegio de Periodistas. Manteníamos una columna semanal con noticias del CPG, gracias a la gentileza de nuestro past presidente Carlos Pérez Perasso, (+); Ricardo Polit Carrillo (+) y Guillermo Medina Manrique, recordados y muy apreciados colegas y amigos.
Dios quiera, se logre el despertar de la conciencia colectiva, para vivir en paz como ciudadanos-hermanos, respetuosos de la justicia, libertad y el trabajo creador de bienestar y seguridad. (O)
