Por Johnny Alvarado Domínguez, periodista
Aunque los analistas aseguran que ganó por sus propuestas sólidas y ejecutables; para los marqueteros y la ciudadanía en general, los “Noboa de cartón”, un ejército de fotografías del entonces candidato y ahora presidente Daniel Noboa le dieron la estocada final, a lo que sería su triunfo sobre la candidata del correísmo, Luisa González.
La misma tradición política da cuenta que conocer al electorado y generar empatía en la comunicación es una de las claves para ser un buen candidato, lea bien candidato, no un buen presidente.
Al fin y al cabo, por tradición los ecuatorianos no elegimos buenos presidentes, sino al candidato que mejor nos vendió la idea de que resolvería los problemas más complejos que afronta el país. Y vaya que es así, porque en 45 años desde que retornamos a la democracia, los problemas son los mismos, a pesar de haber elegido a 11presidentes de diferentes ideologías. Esto solo denota que el fin no es gobernar sino ganar las elecciones. Se promueve un producto con tintes de ganador y luego se trata de gobernar. El resultado lo conocemos y lo padecemos. Una nación sumida en la corrupción, la delincuencia y el desempleo.
Demos un vistazo a la realidad nacional, Daniel Noboa recibió un país con una tasa de desempleo que bordeaba 3,7% a finales del 2023. Esto, en números redondos, representó 322.000 personas, según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Sin embargo, esta semana el mismo ente ubicó en 4,2% el desempleo en el país. La cifra más alta desde abril del 2023. Lo que implica que 350.000 personas en edad productiva y con deseos de trabajar están desempleadas.
En buen romance, 28.000 personas más están sin empleo desde que asumió la presidencia Daniel Noboa, hace ya 4 meses. La oferta de campaña de Noboa para fomentar el empleo tiene 4 ejes. Promover la inversión en sectores estratégicos, como tecnología, agricultura, energías renovables y turismo.
Mejorar la educación y la formación profesional, con programas alineados a las necesidades del mercado laboral. Estimular la creación de pequeñas y medianas empresas (pymes).
Crear un programa de desarrollo de infraestructura, centrado en áreas como transporte, energía, agua y saneamiento, con el fin de dar trabajo para la construcción, operación y mantenimiento de estas obras.
El plan posee orden y exigua coherencia. Porque ejecutarlo en 18 meses, para lo que fue electo, es una misión casi imposible y más inverosímil aún, si tomamos en cuenta que solo le quedan 14 y los resultados son incipientes.
Sin embargo, el problema del desempleo no es el único que afronta Noboa, pero sí del cual deriva una serie de complejidades que él mismo reconoció cuando asumió la presidencia. “La guerra no es solo armas y balas; esta guerra, para ganarla, necesitamos crear trabajos, dar educación a la gente joven”.
Uno de los puntos más álgidos es la delincuencia y el crimen organizado, dos males que aquejan al país desde hace más de 10 años, pero que durante los gobiernos de Moreno y Lasso alcanzaron niveles insospechados.
El combate a la delincuencia fue la punta de lanza que los candidatos a la presidencia en el 2023 utilizaron para fundamentar sus propuestas con las cuales devolverían a la ciudadanía la paz que ha sido esquiva durante casi una década.
Ya en el poder, Noboa tuvo que enfrentar una escalada delincuencial que se desbordó cuando un grupo de malhechores irrumpió en las instalaciones de Tc televisión en enero pasado.
La arremetida de los facinerosos exigió al mandatario dar un giro de timón y priorizar la seguridad ciudadana. El «Plan Fénix» saltó a la palestra pública. El objetivo era crear una central de inteligencia que permita proveer información vital para prevenir delitos, responder a emergencias y garantizar la seguridad de los barrios», según lo propuesto en campaña.
Además de la central de inteligencia el plan contempla dotar a las fuerzas del orden de uniformes de alta resistencia balística, chalecos con panel de cerámica y cascos integrales con protección nivel 4. Pistolas de precisión, rifles de última generación y equipo de visión nocturna. Drones para vigilancia aérea con reconocimiento facial, patrullas blindadas y sistema de mapeo satelital.
El objetivo fue ese, pero ante la necesidad urgente de controlar las calles, que en enero de este año estaban sometidas por la delincuencia, al presidente no le quedó más que ordenar a las Fuerzas Armadas para que se unan a la Policía en la lucha contrala delincuencia. Así se dejó de lado el objetivo inicial del manido Plan Fénix, y se capturó a decenas de delincuentes de rango medio que pululaban en las vías del país sembrando terror. Hacerlo generó satisfacción en la ciudadanía.
Ergo, los grandes capos del crimen organizado y el narcotráfico no habitan en sectores populares. Para que una estrategia sea efectiva debe ser planificada, pero el plan gubernamental no se vislumbra como sólido, más allá que al inicio de la emergencia la fuerza pública haya salido a las calles. Los primeros datos dan cuenta que, del 9 al 21 de enero de 2024, se ejecutaron 31.539 operativos contra grupos delincuenciales, dejando 2.763 personas detenidas.
El final del estado de excepción se acerca y los niveles de violencia en ciudades de Guayas y Los Ríos se incrementó aún con la presencia de las Fuerzas Armadas y los operativos conjuntos con la Policía Nacional, que hasta este 27 de marzo sumaban 213.294 operaciones y 16.459 detenidos. Eso sin contar con el último amotinamiento en la cárcel de Guayaquil que encendió las alarmas de que algo anda mal.
Esperemos que el presidente Noboa logre controlar la delincuencia en el país, ahora que tendrá los recursos necesarios con el aumento del IVA que regirá desde el 1 de abril. Porque bajo esa premisa lo incrementaron; y lo mínimo que aspiramos los ecuatorianos es que cumpla los objetivos que se trazó antes de llegar a la presidencia. Así nos evitará cantar la otra estrofa de la canción de Pin Pon. Cuando, el muñeco de cartón se lava las manitos con agua y con jabón. (O)