
MANABÍ, Portoviejo
Un policía en servicio activo enfrenta prisión preventiva por 90 días tras ser acusado de reclutar y entrenar a menores de edad para actividades delictivas, incluidos actos de sicariato. La detención ocurrió en Jipijapa, provincia de Manabí, durante el operativo «Embestida» realizado el pasado 11 de diciembre de 2024.
Efectivos de la misma institución irrumpieron en la vivienda del cabo primero, lo sometieron y lo trasladaron ante la justicia. En la audiencia, las autoridades lo procesaron por trata de personas con fines de reclutamiento forzado, vinculándolo con actividades delictivas graves.
Más uniformados en hechos delictivos
El mismo día, Julio César Miño, exjefe de la Policía Judicial de Guayas y antiguo comandante de la Subzona de Manabí #13, fue capturado en el operativo binacional «Gran Fénix 52 Gibraltar», coordinado entre Ecuador y España. Miño, junto con un capitán de corbeta en servicio activo y otros implicados, está bajo investigación por vínculos con el narcotráfico.
Con estos casos recientes de policías y militares involucrados en crímenes, surge una pregunta inquietante: ¿Cuánto han avanzado las redes delictivas dentro de las instituciones que deben proteger la seguridad ciudadana?¿Qué tan infiltrada está la delincuencia organizada? (I)
