QUITO, Pichincha
Reforzar la vigilancia epidemiológica en las localidades es la meta de los formadores comunitarios. Este grupo de profesionales del Ministerio de Salud Pública (MSP) y de agencias, como UNICEF, CARE y demás, se capacitó en el Taller Nacional de Vigilancia Epidemiológica Comunitaria.
El curso teórico-práctico se desarrolló desde el martes 30 de noviembre hasta ayer viernes, en Quito. En este espacio, ellos aprendieron sobre la importancia de implementar herramientas para la detección temprana de enfermedades, como el covid-19, VIH, malaria, etc.
A estas se suman la detección de otros problemas de salud pública, como la desnutrición, embarazo adolescente, violencia basada en género, entre otros.
Francisco Pérez, subsecretario Nacional de Vigilancia de la Salud Pública, explicó que se capacitó a 55 formadores en el país. Ellos tendrán la oportunidad de replicar sus conocimientos en las diferentes localidades.
Además, se fortalecerá la vigilancia y detección temprana de casos. “Fortalecemos la vigilancia comunitaria, ya que sabemos que la población es necesaria en la contención de la pandemia”.
Alberto Narváez, epidemiólogo y catedrático universitario, apoyó en el proceso de capacitación del grupo de formadores y destacó que los participantes impartirán sus conocimientos en 55 comunidades. Estas localidades se definirán de acuerdo a las necesidades.
“En estas zonas se trabajará en el diagnóstico oportuno de los problemas sanitarios, el covid-19, malaria, entre otros. Tenemos experiencias positivas con los 788 vigilantes comunitarios en las diferentes zonas. De ellos, 305 aprobaron las capacitaciones”, explicó Narváez.
Aída Soto, representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), resaltó la importancia del trabajo en las localidades. “Implementar la vigilancia comunitaria es un hito histórico, ya que con la detección y el rastreo oportuno se puede frenar la transmisión del virus”.
Fátima Tejada labora en la Coordinación Zonal 1, correspondiente a Carchi, Imbabura, Sucumbíos y Esmeraldas. Allí se formó a 51 vigilantes comunitarios en las localidades de Tulcán, González Suárez, Santa Martha de Cuba, Guaca y El Carmelo.
Ellos siguieron el curso de capacitación. Producto de ello se logró la detección de 180 casos del covid-19, en febrero de 2021.
Una vivencia similar relató Magdalena Chávez, oriunda de Imbabura. Ella es integrante de UNICEF y dirigente de la localidad de Natabuela. (I)