GUAYAQUIL, Guayas
La mañana del pasado 13 de diciembre de 2024, dos bultos envueltos en plástico negro, con forma de cuerpos humanos y decorados con lazos azul y rojo, provocaron una intensa movilización policial en los exteriores del Complejo Judicial Albán Borja, en Guayaquil. La Policía descartó rápidamente la presencia de explosivos, y horas después, la Universidad Casa Grande aclaró que se trataba de una intervención artística creada por estudiantes.
El proyecto, denominado “Presente”, formaba parte de la materia “Taller de arte, comunidad y espacio público”, dirigida por el artista Saidel Brito. Según un comunicado de la universidad, la iniciativa buscaba generar reflexión sobre la violencia en la sociedad. Los bultos estaban rellenos de papel y presentaban elementos decorativos para resaltar su carácter conceptual.
El incidente no solo llevó a la activación de equipos tácticos y medidas como el teletrabajo en el complejo judicial, sino también a la detención de algunos estudiantes involucrados. La institución académica defendió el propósito del proyecto, subrayando que este tipo de intervenciones invitan a la ciudadanía a cuestionar problemas naturalizados como la violencia.
Además, la materia incluye otras propuestas artísticas con enfoques similares, como “Frutos rojos”, que utiliza extintores en árboles de bosques secos para sensibilizar sobre los incendios forestales, y “Huella transitoria”, que coloca stickers en semáforos para destacar el temor de los peatones al cruzar las calles.
El proyecto artístico logró captar la atención pública, pero también generó una respuesta desproporcionada y confusión en la comunidad. Esto lleva a cuestionar: ¿Cómo puede el arte en espacios públicos equilibrar su mensaje crítico sin causar alarma social? (I)