Por Hernán Mejía Chávez
La ciudad de Riobamba está en una posición privilegiada. Ocupa el centro del territorio continental, a casi igual distancia de Ibarra, Tena, Cuenca y Guayaquil, se sitúa en la parte central de la Sierra, que constituyen algo similar a la espina dorsal del país.
Desde tiempos del Incario, la red de caminos necesariamente pasaba por Liribamba (Riobamba). Hay todavía huellas del conocido camino del Inca en varios lugares de la provincia de Chimborazo. Estos senderos eran utilizados por los famosos chasquis, emisarios incas que recorrían a lo largo y ancho, uniendo al gran imperio.
En la época hispánica, Riobamba siguió siendo centro de comunicación entre Quito, la Costa, el Oriente y el sur del país. Por esta ciudad pasaban los duros caminos para dirigirse a Guayaquil, Sevilla de Oro, Cuenca, Loja, e inclusive a Lima.
Eran vías de tercer orden llenas de peligros y dificultades. Las que iban al puerto principal casi no se podían transitar por el invierno. Para efectuar los viajes a Guayaquil desde Riobamba, se lo realizaba obligadamente por Chimbo pasando por Bodegas, Babahoyo, provincia de Los Ríos.
Cabe indicar que uno de los víveres preferidos que se traía de la Costa era la sal, que en muchos de los casos reemplazaba a la moneda para el intercambio de productos.
La travesía con destino a Perú era demasiada larga y cansada; había que contar con una buena provisión de mulas. De esta forma nació la agitada profesión de los arrieros, y de paso fue el principal motivo para que se dé inicio al fenómeno de la migración.
Otro de los caminos que, desde el comienzo de la dominación española y durante la Colonia se utilizó como vía de cultura y desarrollo fue de Riobamba hacia Sevilla de Oro (actual territorio de Macas).
Como un hecho importante hay que señalar, que los viajeros pernoctaban en los tambos (casas de hospedaje al filo del camino), aparte de servir de alojamiento, era para provisionarse de víveres.
Edwar Whimper, narra en uno de sus escritos, que existe un tambo muy importante hacia 1880 en Chuquipogio, en la ruta Riobamba – Ambato – Guaranda.
Durante gran parte del siglo XIX y mediados del XX, Riobamba siguió siendo el centro de comunicación; el transporte de pasajeros y el correo postal se lo hacía en “diligencias” por caminos de herradura, especialmente para llegar a Quito y Guayaquil.
Fue en la presidencia de García Moreno a poco tiempo de llegar al poder que, con decreto ejecutivo del 23 de abril de 1861, ordena la construcción de la linea férrea, que sería la encargada de conectar los pueblos de la Costa con los de la Sierra. Para 1873 pone al servicio 45 kilómetros de tendido de rieles uniendo las poblaciones de Yaguachi y Milagro.
En el trazado original de Durán a Quito, contemplaba que debía pasar el ferrocarril por Riobamba, lamentablemente esto no sucedió, ya que se desvió hacia Luisa con conexión directa a Ambato, dejando apartada a la Sultana de los Andes.
Después de casi 20 años de lucha, finalmente la “Junta Patriótica” logró su cometido y el tren ingresó al centro de la ciudad en 1924. Desde esa fecha se convirtió la estación de Riobamba, en la más importante del Ecuador. Este hecho fue un factor decisivo para el desarrollo comercial, cultural y social de la urbe.
En 1862, comienza el eje vial del programa del gobierno conservador de Gabriel García Moreno, con la construcción de la carretera nacional que va de Quito a Guayaquil pasando por Riobamba y de otras vías interregionales que conectarían a varias poblaciones del país. (I)
