
WASHINGTON, Estados Unidos
Donald Trump ha vuelto a ocupar un papel central en la crisis entre Israel y Gaza. Su presión directa sobre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, cambió el curso del conflicto y forzó decisiones que el líder israelí no parecía dispuesto a tomar.
Durante meses, Netanyahu enfrentó críticas por supuestamente prolongar la guerra para asegurar su supervivencia política. Sin embargo, con el regreso de Trump a la Casa Blanca, la situación se transformó por completo. El mandatario estadounidense lo obligó a aceptar un acuerdo que permitió el retorno de varios rehenes israelíes y, más recientemente, a ofrecer disculpas a Qatar por un ataque fallido contra líderes de Hamas.
Trump también intervino en junio, durante la guerra entre Israel e Irán, cuando ordenó a Netanyahu detener un inminente ataque aéreo y regresar a sus pilotos, instrucción que el líder israelí acató de inmediato.
Con su nuevo plan de paz de 20 puntos, presentado durante la visita de Netanyahu a Washington, Trump busca poner fin a la guerra en Gaza y consolidar su influencia en Medio Oriente. Su capacidad para presionar al primer ministro israelí demuestra que, aunque lo acorrala, también podría ser quien finalmente lo salve políticamente. (I)
