
Ya es el colmo. Cuando se posesionan juran, rejuran y perjuran que respetarán la Constitución y la Ley, cuando les conviene, cuando no, se pegan con “supercemento” a los cargos y quieren agotar todas las instancias, dicen los involucrados, para que se respeten sus “violentados derechos”. ¿Y los derechos del pueblo? ¡Y el mundo… sigue su marcha! (O)
