
Esa es la pregunta que nos planteamos los ecuatorianos. Varios altos funcionarios de instituciones estratégicas están privados de su libertad acusados por presunciones de cometer delitos administrativos y penales. Sin embargo, en lugar de renunciar a sus cargos, se aferran a ellos, e, incluso, emiten órdenes desde la cárcel. ¡Y el mundo… sigue su marcha! (O)