Por Fernando Naranjo Villacís
“Los hombres indiferentes a la desventura de la nación, aunque sean privadamente laboriosos, son auxiliares inconscientes de la corrupción y desgracia de los pueblos”. Palabras de Eloy Alfaro Delgado, paladín de las libertades e instaurador de la democracia en Ecuador.
Desde joven -22- demostró su capacidad de liderazgo, identificado con el liberalismo radical ecuatoriano. Se lo recuerda como el “Viejo Luchador”, su legado trasciende hasta nuestros días; liberó a Ecuador de la opresión al combatir los gobiernos corruptos y acabar con las diferencias, generando igualdad de oportunidades, que siguen siendo reclamos actuales.
Su presidencia es recordada por la reforma de diversas leyes para dar seguridad jurídica a los ciudadanos; procurar por todos los medios la unidad nacional; la atención priorizada a la educación y la formación de nuevos profesores con nueva mentalidad y actitudes, que representaron un auténtico progreso educativo.
De igual manera exoneró del tributo territorial a los indígenas de la Sierra y a los montubios de la Costa; suprimió la prisión por deudas y fue precursor de la igualdad de género al otorgarle protagonismo en la vida política a las mujeres, siendo el primer presidente de Ecuador que nombró a una mujer para un cargo público.
Destacó por su apoyo a la libertad de pensamiento y a la libertad de expresión, logrando transformaciones ideológicas acompañadas de sus intervenciones en el campo social. Inició la construcción de la línea férrea, desde Guayaquil a Quito, la obra de mayor trascendencia para Ecuador y Sur América.
Su admirable huella patriótica no se limitó a Ecuador, también promovió una reunión de representantes hispanoamericanos en México para la formación de un Derecho Público Americano; intervino ante la reina María Cristina en favor de la independencia de Cuba y luchó por resucitar la idea de la Gran Colombia de Bolívar.
ELOY ALFARO, es considerado como el ciudadano mayor, el Padre de la Patria. (O)
